08/09/2021

El pequeño Oruga y el OVNI de Voronezh

Pongámonos en situación. 1989. Un pequeño Oruga (para los despistados: nombre del redactor de este blog) llega por la mañana al colegio. Nada más entrar un niño le intercepta.

-¿Te has enterado? -le dice el niño- Los extraterrestres han llegado.
-¿Eh?
-Sí. Han aterrizado en Rusia. Han raptado a un par de niños y han dejado unas piedras azules que no están hechas de nada conocido en la Tierra.

El pequeño Oruga sentirá por primera vez durante esta historia los sudores fríos del terror. Los extraterrestres ya están aquí. No lo dice sólo este niño. Es un hecho que ha corrido de boca en boca como la pólvora. Todo el mundo habla hoy de ello.

Pero a diferencia de ciertas historias como la que implica a cierto cantante, una chica, un perro y un bote de mermelada, no se trata sólo de un rumor que se ha extendido y viralizado en cuestión de horas por todo el país.

Ya en casa, poco tiempo después, el pequeño Oruga ve Informe Semanal, programa clásico de la televisión española que repasa la actualidad de la semana. Estamos hablando de un programa mortalmente serio. Estamos hablando de la televisión, de la voz oficial, la voz de la verdad. Y en ese programa se emite lo siguiente:


Después de sentir por segunda vez los sudores del terror resbalando por su sien y su espalda, el pequeño Oruga se echa a llorar.

Ya está. Es oficial. Los extraterrestres ya están aquí. Lo dice la tele. Y todo lo que dice la tele es verdad.
Ese día que tanto temías ha llegado. El fin, el Apocalipsis.
Tus padres intentan tranquilizarte con relativo empeño diciéndote que no te preocupes, que "es todo mentira". El pequeño Oruga nunca sabrá si lo decían convencidos de ello o solamente intentaban controlar su propio miedo.

Huellas dejadas por la nave. Dibujos hechos por los niños testigos. Robots acompañantes. Piedras dejadas como obsequio que resultaron más tarde ser de una composición bastante terrenal. Niños que eran volatilizados por un arma extraterrestre y poco después volvían a aparecer. Elementos todos ellos que quedaron para siempre grabados en la memoria de este autor que os habla, y archivados para la historia.

Lo que Oruga no descubrió hasta una edad más avanzada es que la misma noche de aquel 29 de septiembre, después de que unos niños avistasen un OVNI en Rusia, unos gaditanos veían unos humanoides de más de dos metros en una playa de Conil de la Frontera


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