Este episodio llega tarde, debería haberse publicado el domingo o lunes pasado. Por ello algunos temas ya estarán un tanto atrasados. Pero, ¿qué no lo está en el vertiginoso y loco mundo digital de hoy?
Es un episodio con pocas noticias, pero no por ello breve, en el que trato:
-Las rebajas de Steam (con la limitación que me impone mi ignorancia no-gamer).
-Sonic cumple su 25 aniversario.
-El Partido Popular amenaza con demandar a El Mundo Today por la creación de unas páginas de propaganda electoral satíricas.
Al final del episodio, de nuevo, tenemos un mensaje de nuestro patrocinador, ya que sin su ayuda no habría sido posible comprar el micro del móvil ni piratear el Sony Vegas.
Sobre todo recuerden que no tengo ni puta idea de nada.
Struwwelpeter ("Pedro el Melenas") es un personaje de un libro ilustrado infantil creado por el Dr. Heinrich Hoffmann, un psiquiatra del siglo 19, en el que se aleccionaba a los niños sobre las consecuencias de sus malos comportamientos. En este caso, Struwwelpeter descuidaba su higiene y dejaba su pelo y sus uñas crecer hasta convertirse en un monstruo grotesco que habrá provocado pesadillas a cientos de niños durante un par de siglos.
Esta es una versión bastante más terrorífica y extrema de este ilustrador, aunque la versión original tampoco es la visión más tranquilizadora para un niño, precisamente:
El texto de este cuento ejemplar, traducido al español, diría así: ¡Aquí está, nenes y nenas, vean bien a Pedro Melenas! Por no cortarse las uñas le crecieron diez pezuñas, y hace más de un año entero que no ha visto al peluquero. ¡Qué horroroso! -¡Uy, qué miedo! ¡Encontrármelo, no quiero! ¿Cómo podríamos empeorarlo aun más? Obvio: convirtiéndolo en Hitler.
Struwwelhitler: a Nazi story book by Doktor Schrecklichkeit. (Londres, 1941).
Captured, un proyecto de libro ilustrado donde se le pide a gente que se halla en prisión que retrate a gente que debería estar en ella:
C. Douglas McMillon, director ejecutivo de Walmart
Peter Brabeck-Letmathe, director del grupo Nestlé
Muhtar Kent, director ejecutivo de Coca-Cola Company
Pinchando en cada retrato podemos ver los delitos de cada personaje.
Supuesta cara de un banquero promedio, construída a partir de un del departamento de psicología de la Universidad de York, en el que se pidió a varios estudiantes que asociaran
Flowers of the sky, representaciones de cometas a lo largo de la historia. Fuente: The Public Domain Review, ese sitio web que tanta felicidad está aportando a mi vida útlimamente, dedicado a imágenes antiguas libres de derechos de autor.
En lugar de incluir algún podcast ocasional en los habituales link dumps, ¿por qué no hacer directamente un artículo en el que compartir todos los que estoy escuchando últimamente, los que frecuento, los que me han gustado? Algunos son episodios concretos que me han interesado especialmente. Podéis curiosear el resto del podcast a ver si os atrae. En otros casos os recomiendo directamente todo el podcast en sí.
Quizá definir a este podcast como un podcast de izquierdas sería simplificar las cosas y no agradaría a sus creadores, pero me temo que es lo que hay. Suelen tratar sobre movimientos obreros y sociales, revoluciones, contracultura y dar una visión de la historia y el mundo distanciada de la que nos proveen habitualmente. En este episodio repasan el exterminio de los miembros del bando perdedor e individuos en general no deseados (judeo-masones-bolcheviques) tras la victoria de Franco.
Si te va la cultura pop, basura, serie Z, lo cutre y nostálgico, Campamento Krypton puede interesarte bastante. En este episodio 82 tratan sobre ciertas experiencias que próximas generaciones ya no concebirán: ver películas guarrillas a las tantas a escondidas de tus padres, encontrarte imágenes traumatizantes y de origen desconocido en programas de madrugada en La 2 y esas películas que te dejaron marcado de por vida pero nunca supiste qué coño eran porque las pillaste a medio y entonces no podías preguntarle a internet.
La dinámica que hay entre los miembros es envidiable y muy amena. Os lo dice alguien que ha hecho algunas incursiones en esto del podcasting.
¿Lucharon los 300 espartanos con las abdominales al aire? ¿Eran realmente 300? ¿Llevaban los compañeros de William Wallace las caras pintadas?
Otro podcast con muy buena dinámica entre sus miembros, que parecen poseer una información infinita y que a mí, al menos, me hace reír a carcajadas no una ni dos veces por episodio.
Este podcast cubre esa temática que no podemos negar que siempre tendrá sus seguidores: el crimen, los sucesos, "el caso". Asesinos múltiples, asesinos en serie, secuestros, crímenes sonados... Esta vez tratan el asesinato de Kennedy pero quizá demasiado superficialmente para el gusto de los conspiranoicos, dejándolo todo prácticamente en la declaración de Harvey Oswald de que él era un mero cabeza de turco.
Welcome to Night Vale fue un bombazo, una podcast-serie (porque lo de radionovela ya como que no) que generó millones de seguidores jóvenes-adultos, toneladas de fanarts, merchandising, actuaciones en vivo, cosplays, apariciones en convenciones... Ahora sus creadores nos traen una nueva serie en la que la protagonista, una camionera, recorre las interminables carreteras del Estados Unidos profundo en busca de su difunta esposa Alice. Pero a Alice le ha dado por empezar a aparecer al fondo en las noticias de la tele, por todas partes, así que la cosa ya no está tan clara. Esta vez la serie parece tener un hilo argumental más continuo que Night Vale.
Aquí se trata de dramatizar relatos escritos por habitantes del subreddit r/NoSleep, empeñados en crear historias que cada noche te pongan un poco difícil lo de conciliar el sueño.
De este aún no puedo decir mucho. Por ahora sólo he escuchado el principio de Tape 1 - The Where. Parecen haber 2 cintas introductorias y les siguen 4 episodios hasta ahora. Es un tanto más difícil de entender que, por ejemplo, la impecable dicción de Cecil Baldwin en Nightvale, así que por ahora sólo intuyo que se trata de una serie de misterio sobrenatural.
Porque sí, porque me apetece y por compensar que el videopost del sábado lo acabé publicando el domingo, va una ronda de vídeos variados. Eso sí, no pienso escribir una tesis sobre cada uno.
Encuentro masivo entre hooligans rusos para pegarse tollinas. Ya no se hacen hombres como estos.
Pyramid Song, de Radiohead, ralentizada un 800%.
Documental sobre guerra de bandas en Oakland.
I Want My MTV, ripeado de un VHS que recopilaba cortinillas, sketches, intermedios y demás material extraño de cuando la cadena MTV aun se preocupaba por ser rompedora en los 90.
"Revolution: An Instruction Manual". Vídeo instructivo bastante certero sobre cómo podríamos realmente organizar una revolución a nivel global. Podéis activar los subtítulos en español.
Baile + captura de movimiento + efectos digitales dinámicos. Un orgasmo ocular.
"Sunspring", un corto de ciencia ficción escrito por una AI llamada Benjamin que fue alimentada con datos provenientes de una lista de películas y partió de unas premisas indicadas.
Según la descripción del vídeo en YouTube:
It was written entirely
by an AI. To be specific, it was authored by a recurrent neural network
called long short-term memory, or LSTM for short. At least, that's what
we'd call it. The AI named itself Benjamin.
Una cantidad mayoritaria de usuarios (me refiero a tus padres y tus tíos) de internet no es consciente del concepto y el fenómeno de la "compresión". Los archivos digitales originales (fotos, sonidos...), cuando son creados, "pesan" demasiado, como dicen algunos que están metidos en este mundo de las maquinitas. Una archivo fotográfico tomado con un móvil corriente puede llegar ocupar unos 3 megas. Subes esa foto a Facebook. Te la vuelves a bajar y ahora pesa 94 kb. ¿Qué ha pasado ahí?
Una canción recién exportada del editor o ripeada de un disco en formato WAV a alta calidad puede pesar 20 megas. Una en el más manejable y familiar formato mp3 a un Constant Bit Rate de 320 (no entremos en el bosque de las bitrates, que nos extraviamos) puede pesar de 3 a 5 megas. Ocupa menos espacio en tu disco duro o tu reproductor y se baja en menos tiempo, ¿verdad?
Una película ripeada de un DVD a máxima calidad y en su tamaño original puede pesar varios gigas. ¿Pero cuál es el torrent que te bajas si no eres muy sibarita y tienes prisa? El de 700 megas.
¿Qué ha pasado ahí? Lo que ha pasado se llama compresión. Los servidores pueden albergar lo que tú quieras. Eso sí, te va a llevar tu tiempo subirlos. Pero los usuarios quieren descargar rápido, no tienen tiempo de esperar a que se cargue un vídeo de 1 giga en youtube o una foto de 5 megas en Facebook. Facebook no puede estar almacenando y sirviendo cada segundo millones de fotos de 5 megas.
¿Qué ha pasado ahí? La compresión. El truco. La imagen la haces más pequeña. Más estrecha y menos alta. Haces que por cada pulgada hayan menos píxeles. Sí, te quitas píxeles de enmedio, los matas. Se van al nirvana binario. Al sonido le cortas las frecuencias de onda más agudas y más bajas y te quedas con las frecuencias medias, que total, el oído del oyente medio no va a percibir la diferencia, eso si es que no lo está escuchando a través de los altavoces de mierda de su portátil o su móvil en el autobús para compartir ese arte con toda la tripulación.
En el vídeo dejas sólo las partes del fotograma que han cambiado respecto al anterior, y así te ahorras repeticiones y, por lo tanto, datos.
Todo se hace más pequeño y fácil de transportar.
Este es un artículo sobre la compresión y volver a comprimir lo comprimido, pero sobre todo sobre la degradación recursiva de la información. Es decir, someter a la obra a un proceso por el cual pierde información y el resultado volver a procesarlo, y volver a procesarlo, y volver a procesarlo...
Así que retrocedamos a 1969, cuando Alvin Lucier, experimentador sonoro americano, realiza su obra I'm sitting in a room (Estoy sentado en una habitación). Lucier recita un texto que es grabado adquiriendo las resonancias naturales de la habitación en la que se encuentra. A continuación reproduce de nuevo el sonido en una sala y lo vuelve a grabar. Y vuelta a empezar. De este modo, en cada repetición, las frecuencias de las resonancias se van potenciando a sí mismas hasta que en el resultado final el discurso es ininteligible y sólo quedan los tonos y, como él dice en su texto, el ritmo. Este texto:
Estoy sentado en una habitación diferente a la que tú estás ahora. Estoy
grabando el sonido de mi voz al hablar y lo voy a reproducir de nuevo
en la habitación una y otra vez hasta que las frecuencias de resonancia
de la sala se refuercen a sí mismas de manera que cualquier rasgo de mi discurso, tal vez con exceptuando el ritmo, se destruya. Lo que
vas a escuchar, por lo tanto, son las frecuencias de resonancia naturales
de la habitación articuladas por el discurso. Considero esta actividad
no tanto una demostración de un hecho físico, sino más bien una
forma de suavizar cualquier irregularidad que mi discurso pueda tener.
¿Qué irregularidades? Su tartamudez, para empezar.
Texto original en inglés:
I am sitting in a room different from the one you are in now.
I am recording the sound of my speaking voice and I am going to play it
back into the room again and again until the resonant frequencies of the
room reinforce themselves so that any sem- blance of my speech, with
perhaps the exception of rhythm, is destroyed.
What you will hear, then, are the natural resonant frequencies of the
room articulated by speech.
I regard this activity not so much as a demonstration of a physical
fact, but more as a way to smooth out any irregularities my speech might
have.
Este concepto, el de introducir la información por el extremo de una especie de máquina (o de sistema digestivo, por qué no) que la procesa y te la devuelve por el otro extremo ligeramente devaluada o distorsionada, la idea de hacerlo otra vez, y otra y otra (la recursividad) hasta que el resultado es uniforme e indistinguible del original, ha sido aplicado, cómo no, a las tecnologías actuales.
En 2009 el usuario Canzona realizó I'm sitting in a video room. Quizá alguna vez os hayáis dado cuenta de la diferencia de calidad entre un vídeo original recién subido a YouTube y una copia que alguien se ha bajado y ha vuelto a subir (por múltiples posibles motivos), porque en el proceso YouTube ha dicho: "Ey, me han entregado un vídeo, tengo que hacerlo más ligero para que los pobres usuarios se lo descarguen más rápido". Y a cada vez la imagen va perdiendo calidad y píxeles originales. Pues Canzona llevó a cabo este acto 1000 veces.
Aquí podemos ver el vídeo original, en el que recita un discurso similar al de Alvin Lucier:
Así iba la cosa tras 100 bajadas y resubidas:
Esta es la pinta que tenía a la número 500:
Y aquí, por fin, después de 1000 veces, la meta final:
¿Y las imágenes? Se podría probar este fenómeno fácilmente con Facebook, que resta calidad a tus fotos de una forma horripilante a la primera subida, pero por ahora sólo sé de alguien que lo ha hecho en Instagram: Pete Ashton. Subir foto. Bajar foto. Volver a subir. Así 90 veces.
Y cómo Internet puede ser maravillosa y está llena de gente con ideas, alguien combinó el vídeo I'm Still Sittin In Stagram con el audio de I'm Sitting In a Room de Lucier, en un sitio llamado Coub, de cuya existencia no tenía ni idea, pero en el que por lo visto se pueden hacer este tipo de combinaciones de vídeo y sonido.
Hablando de obras que se destruyen más y más en el proceso no puedo evitar remitiros a un anterior artículo que escribí sobre los Disintegration Loops de Basinski. Básicamente, una de sus obras musicales, que suelen consistir en cintas magnetofónicas que se reproducen en un bucle hipnótico y sin fin. Con esta obra en concreto, Basinski se dio cuenta de que la vieja cinta, con cada reproducción, se iba desgastando, y el sonido iba mutando, desvaneciéndose, convirtiéndose así por accidente en una oda a lo efímero y quizá incluso a la propia muerte.
Si a esto le añadimos que el día que Basinski reprodujo esta obra ante sus amigos, pudieron ver desde su apartamento cómo en ese justo momento las Torres Gemelas se derrumbaban el 11 de Septiembre, cómo el mundo cambiaba inevitablemente (y todos lo sentíamos en el fondo), pues ya tenemos una historia que encaja de una forma demasiado perfecta.
Paciencia, que la grabación completa dura más de una hora. Si aguantas tanto tiempo, acabarás oyendo algo totalmente desvanecido y etéreo comparado con lo que has escuchado al principio. La disolución en la nada.
Esto, y aquí ya entro en lo personal, es lo más hermoso y a la vez triste que se ha grabado nunca.
Por el décimo aniversario del atentado del 11S, y aunque parezca imposible, una adaptación orquestal de los Disintegration Loops fue interpretada en vivo por The Wordless Music Orchestra.
Pero hay una obra de arte mucho mayor que se va autorreplicando y autorreplicando durante años hasta perder su contenido y volverse totalmente impracticable e irreconocible: tú.
Las células de nuestro cuerpo, las que componen nuestros tejidos, articulaciones, órganos, van sufriendo daños, se van deteriorando y acaban muriendo y siendo destruidas, para ser sustituidas por otras nuevas. Probablemente hayas oído lo de que el cuerpo humano regenera totalmente todas sus células cada cierto tiempo, así que llega un momento en el que somos totalmente otra persona diferente en un sentido material. ¿Entonces qué? ¿Quiénes somos?
La célula muerta es sustituída por una réplica nueva, pero las réplicas van sufriendo daños en su carga de ADN que transmiten a sus sucesoras, y así cada una va portando un ADN cada vez más deteriorado y menos capaz de cumplir su función y su capacidad de producir energía. Una copia de una copia de una copia... Y así te vas comprimiendo, te vas recodificando, autorreplicando, siendo una copia cada vez menos eficiente de ti mismo, sufriendo el códec de Dios, hasta que ya no cumples tu función y eres irreconocible. Y entonces mueres.
·Ricky Kasso: The Acid King Adolescente aficionado a los alucinógenos, el satanismo y el heavy metal, acabó torturando, asesinando y sacando los ojos a un compañero en 1984. Aquí otro artículo en inglés que incluye algunos vídeos documentales sobre el caso.
·El GIF: de locura de webmaster a una industria que vale 300 millones Un repaso ligero a la historia de este formato de imagen, desde su función de basura visual en la web 1.0 hasta su implementación en Facebook y Twitter vía Giphy.
·Cómo neo-nazis han empezado a marcar en las redes a personajes judíos para convertirlos en objetivos de amenazas, acoso y troleos (eng).
·Virgo Supercluster, relato de @Karimbohorquez.
·Voz de Florence Nightingale grabada en 1890 para recaudar dinero para los veteranos de guerra. La transcripción oficial del disco reza: "‘When I am no longer even a memory, just a name, I hope my voice may perpetuate the great work of my life. God bless my dear old comrades of Balaclava and bring them safe to shore. Florence Nightingale.". Algunas palabras parecen haber sufrido cambios en esta versión de la grabación.
Florence Nightingale fue una mujer eminente en su época: matemática, escritora y enfermera, cuya labor inspiró la creación de la Cruz Roja.
El pasado 6 de Junio, a los 42 años, moría por un ataque cardíaco Kevin Johnson, más conocido por sus fans de Internet y del mundo de la lucha como Kimbo Slice, un nombre que resonará en la historia de la red como otros nombres. Como, digamos, Batu The Dog, pero salvando las distancias.
Kimbo se convirtió en un fenómeno de internet cuando comenzaron a difundirse los vídeos de sus peleas callejeras, donde putos locos, moles humanas, se destrozaban a puños desnudos, y Kimbo siempre los acababa tumbando con la infalibilidad de un martillo pilón. ¿O no siempre...? Más tarde Kimbo se pasó al mundo de las peleas reglamentarias, a las artes marciales mixtas y al boxeo, pero su nombre era siempre el más coreado. Era la estrella de internet subiéndose al ring.
Por el 2008 descubrí todo esto a la vez, la figura de Kimbo, las hiperviolentas peleas callejeras, y me dejó totalmente impactado. Tras investigar un poco escribí el siguiente texto, del cual estoy bastante orgulloso, excepto quizá por un final bastante abrupto. Mi intención era publicarlo aquí, en Atomic Buddha, pero vaya usted a saber por qué, nunca lo hice.
Ahora aquí lo tenéis, con 8 años de retraso, ya difunto Kimbo. Algunos hechos y nombres han sido inventados, ya por ignorancia, ya por licencia narrativa.
La danza ritual de "I'll whip ya head boy"
John Johnson
conoció a Kimbo Slice y le hizo una propuesta.
- Kimbo, eres un negro
enorme con pinta de peligroso. Tienes brazos como muslos y dos hombros como dos
cabezas de negro. Parece que podrías matar a alguien sólo dándole una hostia
con esa barbaca que tienes de oreja a oreja. Necesito a alguien como tú.
¿Trabajarías para mí como guardaespaldas? Te pagaría muy bien.
- Kimbo –respondió
Kimbo.
John Johnson formaba
parte de Reality Kings, empresa del porno propietaria de varias marcas con bastante
éxito en Internet, como MILF Hunter, es decir, una de esas páginas web de porno
de donde nunca te bajas nada pagando porque todo está ya en el emule.
Kimbo se puso la
camiseta negra con el lema Reality Kings
y pasó a formar parte de la plantilla de negros con pinta de peligrosos que acompañaban
a Johnson de un lado para otro, de un evento a otro. Su crew. También estaba Walt,
una montaña humana que le sacaba tres cabezas a todo el mundo. Un pedazo de
gordo donde cabían dos kimbos, con casi tanto ceño como barriga.
Había una feria
erótica, y allá iban con Johnson, detrás de Johnson, abriendo paso sólo con su
presencia y mirando a todo el mundo con cara de mala hostia. Pero al poco la
cara de mala hostia se delató como innecesaria. Pronto fue divertido. Las manos
se chocaban y las espaldas se palmeteaban, sup men, what up, nigga.
Llegaban los oscars del
porno, del eufemísticamente llamado cine de adultos, y allá iban acompañando a
Johnson, saludando a gente que habían conocido de otros certámenes, de otras ferias,
a la crew y guardaespaldas de otros jeques del Reality Kings o de otras
productoras, haciendo amigos. Todos sabían que si te empeñabas por el lado
equivocado te soltaban a Kimbo, que se te arrimaba y de una hostia te dejaba
con las neuronas que tendrías a los 60 años. No hacía falta conocerle ni haber
oído hablar de él, bastaba con mirarle. Así que todo el mundo quería ser amigo
de Johnson y de Kimbo.
Los jeques del porno
competían entre ellos por ver quién tenía la crew con los tíos más mazas, más gordos,
más enormes y más negros. Pero al final todos eran amigos. Más les valía.
Un día Johnson fue a
Kimbo y fue a proponerle algo que cambiaría su vida.
- ¿Sabes? He estado
pensando. He estado pensando en cómo peleaste con aquel tío el otro día en la
feria de Las Vegas, aquel que se puso chulo, que hablaba demasiado. Le dejaste
fuera con un par de golpes, y tenías estilo de boxeador. Hemos tenido una idea
y queríamos proponértelo. ¿Qué te parece si te metemos en peleas por dinero?
Por apuestas. Te pagaríamos. Serían peleas sin guantes, no profesionales, vale
casi todo.
- Kimbo –respondió.
Así que empezó a
pelear. Le buscaban contrincantes. Hacían un par de llamadas y encontraban a
alguien que conocía a un tío en cierto barrio que era un bestia y tenía el peso
suficiente. Y para allá se iba la crew en la furgoneta, todos uniformados con
sus camisetas negras de Reality Kings. Por el camino hablaban del combate
inminente, de cómo era el otro tío, cuáles eran sus puntos débiles, qué tenía
que hacer Kimbo y lo chupado que lo tenía Kimbo. Kimbo lo iba a destrozar.
Kimbo siempre los destrozaba.
Llegaban allí, a la
casa del contacto, entraban todos e iban al jardín trasero, al backyard.
Aquello era backyard fight. Sin guantes, sin suspensorios, sin rounds, sin reglas (casi).
Allí esperaba un chicano enorme con pinta de haber pasado una temporada en la
cárcel, o al menos de merecérselo.
Kimbo se quitaba y
la camiseta y el otro ya temblaba, sabiendo lo que iba a pasar. Todos en el
backyard sabían lo que iba a pasar, porque Kimbo tiene dos hombros como dos
cabezas de negro y un pecho como una colchoneta de playa cubierta de vello
negro y espeso africano. Porque Kimbo se inclina hacia adelante, y coloca los puños y mira y se concentra y mueve los
pies como un profesional, por muchas libras que pese el otro.
El otro. El otro
pega bien y en el barrio impone respeto y sabe que si algún día alguien entra
en su casa para robar podrá coger un bate y destrozarle. Y sobrevivió en la
cárcel, con eso se dice todo. Estaba con el grupo ganador.
Pero aquí, en el
backyard, empieza la pelea y ya se sabe lo que va a pasar. Porque Kimbo se te
lanza como una cosechadora encima, como un diablo de Tasmania, un torbellino de
puños, con la furia de su primera vez, y las dos primeras hostias ya le dejan
claro al otro lo que hay, y recula, y calcula. Y puede decir “Joder, venga, que
soy yo. Voy a matar a este negro. Voy a destrozarlo. Soy yo. Voy a sacar todo
lo que tengo y le voy a tumbar. No eres tan duro. ¡No eres tan duro! ¡Sólo eres
un hombre!”. Y lo intentas. Le lanzas uno y otro y oyes a todo el mundo
gritando, a todos esos apostadores y tus amigos animando, chillando como monos,
por un momento parece un conflicto en la selva. Y el caso es que le das, le das
bien. Pero Kimbo está ahí con los brazos abiertos, invitándote, como diciendo
“¿Eso es todo? ¡Venga, inténtalo otra vez!”. Y le das otra vez y le giras la
cara de una buena, la mejor que tienes. Él ni siquiera se protege ni te
esquiva, recibe el golpe. Y ahí está el Kimbo, como si nada, mirándote,
chillándote, invitándote.
Reculas de nuevo,
calculando. Calculando si echar a correr o tirar la toalla. O suicidarte. Kimbo
está ahí provocándote con los brazos abiertos, haciendo señas de que te
acerques, diciéndote con los dientes apretados:
- Come on! Come on! What´s up?!
Y todos están
alrededor mirándote, y eres el más duro de todo el barrio y hay dinero en juego.
Así que optas por suicidarte. Te lanzas y le metes un gancho que tumbaría a un
buen policía. Pero cuando todos los monos están gritando Finish him, Kimbo! Kill that motherfucker! Finish him!, Kimbo te
hace ver tu error y ya está, de la que te mete te ha reventado media cara. No
verás por ese ojo en más o menos una semana.
Necesitas respirar.
El cabrón te pide más. Todos preguntan. Kimbo te pregunta extendiendo su mano y
tú le respondes chocándosela. Se acabó la pelea. Más gritos que nunca.
Al final siempre se
daban la mano y se abrazaban. Porque no peleaban por odio, sino sólo por dinero
y por probar quién era más fuerte. Por ser hombres, por sentir dolor. Con media
cara abierta y el ojo hecho magra, el chicano abrazaba a Kimbo y reían como
colegas de toda la vida, se felicitaban por el combate e intercambiaban sudor.
La crew se marchaba
del jardín, de la casa, se montaban en la furgoneta colocados de adrenalina, de
orgullo, de marcha, sintiendo que podían haber derribado las torres gemelas a
cabezazos.
- I told ya, nigga! I told ya! I
know my dog!
Walt miraba alrededor ceñudo.
Kimbo decía poco pero
estaba contento. Contento, resollando como un bull terrier, cubierto de sudor y
la barbaca salpicada de una sustancia blanca.
Unas cuantas peleas y
miles de dólares después, Johnson fue a Kimbo y le dijo:
- Hemos pensado que
vamos a subir algunas peleas tuyas que hemos grabado a Internet. Tus peleas son
la caña. A la gente le van a gustar. ¿Qué te parece?
- Kimbo Slice.
- ¿Cómo…?
- Kimbo Slice.
- Oye, me gusta, ese
va a ser tu nombre artístico: Kimbo Slice. Bueno, ya te contaré.
Más peleas. La pelea contra Chico, la pelea contra Dreads, contra Adryan, contra The Bouncer, contra
Afro Puff y Big Mac, uno detrás de otro. Siempre dos hombres mirándose a los ojos y a los puños, danzando uno
en torno al otro, en un jardín trasero, en un porche, en un almacén, en un
aeropuerto. Sin calzón de color, sin chica meneando el culo con un letrero
anunciando el round, sin publicidad, sin cuerdas, sin árbitro. Combates contra,
sí, tíos grandes y duros, tíos que te harían cambiar de acera por la noche, que
te aprietan en la clavícula y te matan. Pero Kimbo les daba un izquierdazo y un
derechazo y se acabó. Se acabó el video. Adolescentes de todas partes volvían a
darle al play para ver el gancho que le cuela Kimbo a The Bouncer por el hueco
que deja por abajo, y aullaban y se les derramaban los doritos y el purple drankcuando veían al Bouncer quedarse
tonto, temblar, flaquear, dar unos pasos hacia atrás en cuclillas y caer al
suelo con cara de no saber qué ha pasado. Miles de chicos blancos exclamaban
- Holy shit!
Viendo cómo Kimbo
acorrala a otro en el suelo, contra la valla de madera, y sigue dándole y
dándole y dándole con la maza en toda la cepa hasta que pide clemencia. Kimbo
se aleja con elegancia y le pregunta: “¿Estás bien?”. Qué cabrón.
Kimbo siempre gana.
Kimbo siempre destroza. Kimbo lo aguanta todo. Kimbo los tumba a todos en un
par de minutos. Nadie es rival para Kimbo.
Eso era un problema.
¿Acaso sólo subían los videos de las peleas en las que ganaba? ¿Alguna vez
había perdido? ¿Cómo sería la bestia que había podido vencer a Kimbo? Y todos
los tíos con los que enfrentaban a Kimbo eran gordos, o necesitaban cada dos
por tres apartarse las rastas de la cara, o quedaba claro desde el principio
que iban a caer, incluso que tenían miedo. Quizá nadie pensaba en todo eso.
Tenían a un ídolo, a una nueva estrella de Internet. Y no un gordo haciendo el
patoso o cantando una canción, o un freak disfrazado. Un tío sudoroso que da
hostias como panes a puño cerrado. Un animal seguro de sí mismo con una barba tan espesa que no deja escapar la luz. Un personaje totalmente underground y rozando lo ilegal.
Aquellas peleas, el
backyard fight, pasaron a llamarse kimbo fights.
Los videos de sus
peleas en Internet fueron acumulando miles de descargas, y luego de visitas. Invitarona Kimbo Slice a un programa de la MTV. Ofrecían a un par de desgraciados por la calle dejarse pegar en el estómago por “un amigo” de la presentadora. Luego el
amigo llegaba y resultaba ser Kimbo Slice. Entonces los incautos reían por no
llorar. Tenían internet y sabían.
Kimbo les daba una
mascá a cada uno en las tripas y salían despedidos hacia atrás. En el suelo
reían. Estarían una temporada a base de dieta blanda, pero ya eran cien dólares
más ricos.
Sean Gannon era un blanco muy alto,
no especialmente cachas, simplemente grande. Un tío de aspecto normal que se había ganado la vida como policía en Nueva York.
-
Mi mulo le puede a tu mulo –le habían dicho a John Johnson. Así que tuvieron
que organizar aquel combate. “El combate del que todo el mundo te ha hablado”,
lo llamaron en Internet.
Fue
un combate eterno.
Puedes
ver perfectamente la progresión, la diferencia entre los luchadores enérgicos
del principio y los dos peleles totalmente extenuados del final intentando
reunir fuerzas para dar un golpe más. Nadie había durado tanto con Kimbo. Todo
vale en este tipo de lucha, pero casi nadie había tenido la oportunidad de
llegar a usarlo contra Kimbo. Rodillazos. Codazos en toda la cara. Llaves. Se
acorralaban contra la pared y se castigaban el bazo. Se lanzaban contra las
colchonetas del suelo, se arrollaban el uno al otro quitando de en medio los
bloques que delimitaban el “ring”, casi atropellando a los espectadores, a los
managers, a los apostadores, la crew, todos los que aullaban, y gritaban, animaban,
se desgañitaban por un día para sugerir cosas bastante violentas y mortales que,
de oírles, sus mujeres probablemente desaprobarían. Cosascomo “¡Mata a ese negro!”, por ejemplo.
La
gente no podía más. Invadieron las colchonetas y los rodearon para gritarles
más de cerca, para mirar más de cerca. Le está cogiendo de la pierna, eso no
vale. Está usando la rodilla, eso no vale. Gritos y protestas sin parar.
Parecería que los dos bandos de espectadores se van a matar entre ellos.
Los
luchadores no pueden más. Se agarran y ahí se quedan, sin fuerzas para soltarse
ni para golpear. Los ves y parece que cada golpe lo dan a cámara lenta, que el
puño frota, más que pegar. Parecen nenas. Parece que llevaran plomo en los
puños. Golpes que probablemente, incluso a cámara lenta como esa, a ti y a mí
nos noquearían.
Y
ahí está, un último arranque de Gannon. Ha dicho: “¡A la mierda, arriba!”. Hace
caer a Kimbo, que por su expresión parece que ya no sabe ni que está en un
combate, ni por qué le está pegando tanto ese señor tan malo.
No
puede ser. Se arremolinan alrededor de Kimbo y le gritan para que se levante.
Cuentan.
En
este tipo de lucha no hay rounds, pero cuando estás en el suelo, aunque sea con
una rodilla en el suelo, te cuentan hasta treinta, y más vale que aproveches
ese tiempo para recuperar el aliento y recordar quién eres. Kimbo lo aprovecha.
A los veinticuatro se levanta y todos rugen con una última esperanza. Gannon le
demuestra que ha sido mala idea. ¿Te levantas? ¿Todavía duras? Voy. Tú eres
guardaespaldas como yo soy policía. No tengo nada contra ti, pero te voy a destruir. Le golpea en el cuello con un resquicio de energía que le quedaba guardado en los
talones.
Kimbo
cae de nuevo. Kimbo ha caído. Get up, nigga! Get up! Uno, dos, tres,
veinticinco. Kimbo ha perdido. Kimbo ha perdido. Todos gritan. Esto es
historia.
Los
dos se abrazan como si acabaran de dar a luz un hijo compartido. No se puede
sudar más en el mundo.
Kimbo
siguió siendo una celebridad y teniendo fans. Pasó a luchar en la MMA, Artes
Marciales Mixtas, donde dos luchadores que pueden venir de mundos diferentes
(artes marciales y boxeo, kick boxing y pelea callejera) se encierran en un
ring casi jaula. Entrenó, luchó y sigue sin ser vencido.
Actualmente
vive en Miami y es padre de tres chicas (Kassandra, Kiara, y Kevina) y tres
chicos (Kevin, Kevin y Kevlar).
El podcast en el que participaba, Puño Láser, está de vacaciones, y yo le he cogido el gustillo demasiado a esto de hablar, así que he decidido probar a seguir haciéndolo aunque sea sólo, que no es tan divertido como discutir y desvariar con tus amigos pero a favor tienes que no hay nadie acusándote de que te enrrollas demasiado o interrumpiendo el curso de tu pensamiento.
Los que han escuchado Puño Láser saben que tiendo a interrumpir y andarme por las ramas, y que ocupo el 90% del audio. No os preocupéis. Estos episodios serán cortos y más dinámicos., voy más al grano. Mi idea es comentar varias noticias que he ido acumulando cada semana y cada sección apenas dura unos minutos. Este episodio por ejemplo dura 25 minutos
Espero encontrar un rato cada domingo para grabar y montar el episodio. No sé cuánto durará esto, dado mi carácter inconste y disperso, pero espero que de para unos cuantos capítulos interesantes.
En este episodio hablo de escándalos sexuales entre el personal del proyecto Tor, el cierre de @masaenfurecida, un plugin tremendamente estúpido para Chrome, el inicio del E3 y la lamentable muerte del icónico luchador Kimbo Slice.
Créditos La música chiptune que he usado de banda sonora consiste en los siguientes temas, encontrados todos en Free Music Archive. Big Bang Boom - Healing Bitluzherbip - Undergorund Ex-School Chip for breakfast - Friday the 13th Crazy Games - Wake Up
Environmental sound collapse - Chiptune is as dead as gabe's mom
Go Gadget - Password
Majemuk - Story Behind The Name
Mendhoan - Intro
Son of a bit - Chased by a running chupacabra
Esta no es más que una frase del texto que Hugo Romero declara en su blog como "el párrafo más acojonante de la historia de la literatura política", escrito por G. K. Chesterton en su libro Lo que está mal en el mundo. Pero para entenderlo todo es mejor que leáis el artículo completo. No os preocupéis, es breve. Pero sí, intenso.