Con estas palabras cerraba Bill Hicks su último show cómico especial en 1992, "Revelations", en Londres.
Hicks fue uno de los grandes comediantes americanos, uno particularmente contracultural y atípico, con conciencia social. Mientras otros cómicos se hacían preguntas sobre los cacahuetes que te sirven en los aviones, Hicks insertaba entre sus chistes reflexiones sobre el lado positivo de las drogas, sobre el consumismo aborregado o el imposible asesinato de Kennedy. Se tomaba la comedia muy en serio, como un arte, una labor social y la llevaba al extremo de sus posibilidades. Se me abren las carnes de placer cada vez que le veo en este otro vídeo despotricando contra la insulsa industria de la música pop, gritando, lanzando sieg heils y literalmente introduciéndose el micro en la boca hasta ensordecer a los espectadores...
"Play from your fucking heart" se ha convertido para mí en un lema que intento aplicar en mi trabajo. El nivel de éxito que haya obtenido hasta ahora en ese intento ya es otra cuestión.
Desgraciadamente, Hicks murió de un cáncer de páncreas que se extendió al hígado, con tan sólo 32 años, después de haberse metido, fumado y bebido todo lo existente en la Tierra. Existe un documental muy recomendable sobre su vida titulado American: The Bill Hicks Story (subtitulado) si queréis saber más sobre este hombre y su obra.
Estas palabras, "La vida es como un viaje en un parque de atracciones..." cierran también el cómic The Deal (El Trato) de Gerardo Preciado y Daniel Bayliss. En este caso Batman es quien vive, el ser humano que atraviesa la existencia, el héroe por antonomasia de un cantar de gesta que dura ya muchos años y que lucha constantemente contra sus enemigos, en especial contra su némesis Joker. Hay implicados otros conceptos que nos llevan incluso a la filosofía budista, como la reencarnación. El Joker y Batman tendrían sus destinos entrelazados desde varias vidas atrás. En una vida anterior habrían sido marido y mujer y habrían hecho un trato: ella debía "romperle", empujarle hasta el límite, para sacar lo mejor de él. Sin las constantes fechorías del Joker, Batman no sería quién es. Joker putea a Batman porque le quiere. Están unidos. Son uno sólo. También en la escena final entre Batman y Joker, en la película El Caballero Oscuro (spoilers, obviamente) podemos escuchar un diálogo que plantea una idea similar.
El héroe no sería quien es sin su némesis, y los obstáculos que salva en su camino . El enfermo no sería quien es, no aprendería lo que ha aprendido si no fuera por su enfermedad. Los tibetanos saben que Gesar de Ling, dios-rey-guerrero protagonista del texto épico más largo de la historia (más de un millón de versos), no habría llegado a ser el que fue si no hubiera aprendido y evolucionado con la superación de cada uno de los obstáculos que le iba imponiendo en su periplo su malvado tío Trothung.
Todos somos personajes y esto es sólo una historia, un viaje.
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