Snow Crash es la única obra cyberpunk que he visto que realmente entienda que nuestro futuro distópico no va a ser un blog de estética estilosamente siniestra, oscuridad y lluvia veinte horas al día.
Nuestro futuro distópico estará jodido por abogados y será completamente ridículo y será multi-centros comerciales de costa a costa y memes de los minion y pollas antropomórficas y anuncios que no te podrás saltar y comedia trillada y cuentas comerciales de Twitter haciendo referencias a memes de hace cinco años y malware descarado.
Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, imagina a aquel conocido del instituto que nunca superó su obsesión con 4chan. Para siempre.
"Snow Crash" es una novela futurista de Neal Stephenson, autor de una de las cosas más grandes y maravillosas que se han impreso jamás sobre papel: "Criptonomicón", y su precuela "Ciclo Barroco".
El texto, al menos la última parte, es una versión de uno de los devastadores diálogos finales de la novela "1984" de George Orwell:
"Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, imagina una bota estampándose contra un rostro humano. Para siempre".
Y 4chan, si estás en este blog probablemente ya sabes lo que es. Si no, haz click en ese link bajo tu propia cuenta y riesgo. Pueden suceder dos cosas (quizá ambas): que no entiendas cómo funciona nada o que salgas horrorizado como después de ver follar a tus padres por accidente.
En Canino, un magazine online de temática cultural variada, recientemente inaugurado, Yago García cuenta la curiosa historia de St. Bride's, una escuela para señoritas en la que se acabó dando un extraño encuentro entre masoquismo, nostalgia victoriana, lesbianismo y la programación de uno de los primeros géneros de videojuegos: las aventuras textuales, aquellas en las que toda la interacción posible debía ser introducida a mano mediante comandos textuales. Coger llave. Usar llave con cerradura. Etc.
Supimos que el mundo no sería el mismo. Unos cuantos rieron, unos cuantos lloraron, muchos estuvieron en silencio. Recordé la línea de la escritura hindú, el Bhagavad-Gita. Vishnu está tratando de persuadir al Príncipe para que haga su deber y para impresionarlo toma su forma de múltiples brazos y dice, “Ahora me he convertido en Muerte, destructor de mundos.” Supongo que todos pensamos eso, de una u otra forma.
Robert Oppenheimer hizo esta declaración refiriéndose a lo que sintió al estar presente en la primera detonación de una bomba nuclear, el 16 de Julio de 1945, en la Prueba Trinity, en Nuevo México. Oppenheimer fue un físico con un papel fundamental en el Proyecto Manhattan para desarrollar las primeras armas nucleares de la historia, y es considerado uno de los padres de la bomba atómica. Estas palabras expresan su súbita toma de consciencia de lo que había hecho y lo que implicaba. De las consecuencias de sus actos. A partir de aquel preciso momento, la historia del mundo iba a cambiar para siempre. Si os fijáis, todavía puede verse en su mirada el gran peso que carga desde entonces.
Este texto se meta-cita también en cierta escena de la película Ex Machina, en un diálogo entre los dos protagonistas implicados en las pruebas para encontrar la primera inteligencia artificial auténtica. Por el momento todo está en calma, pero son conscientes de lo que está por venir como consecuencia de sus actos.
Por un error de programación, un efecto de drenaje de vida que transmitía Hakkar, The Soulflayer (el Despellejaalmas) a los jugadores que intentaban matarle, llamado "Sangre Corrupta", acabó transmitiéndose de personaje en personaje sólo con la mera proximidad, extendiéndose por todo el juego. Los jugadores de niveles más altos perdían gran cantidad de vida mientras que los de menos nivel morían rápidamente. Este efecto provocado a los que intentaban matar al jefe final de zona, Hakkar, estaba pensado para durar sólo un tiempo y no contagiarse más allá de su territorio, Zul'Gurub, pero la cosa se fue de madre.
Las antiguas crónicas narran ciudades alfombradas de cadáveres.
Todo tipo de fenómenos interesantes se dieron: gente que transmitía la enfermedad por pura malicia, zonas puestas en cuarentena, migraciones masivas de las ciudades a zonas del campo, personajes que guiaban a otros en las evacuaciones, personajes sanadores ofreciendo sus servicios... Lo más interesante aquí es que surgió de forma totalmente espontánea un grave problema que no estaba previsto inicialmente por los desarrolladores.
Unos cuantos reseteos y parches después, Blizzard puso fin a "la plaga que azotó Ironforge".
Hay fenómenos que son endógenos de Internet y no existieron hasta su llegada. Los trolls, los photoshopeos con la cara de Pepe Viyuela, los memes de Julio Iglesias... Uno de esos fenómenos curiosos es la posibilidad de que montones de personas se pongan en contacto y se den cuenta de que recuerdan ciertos elementos del pasado de una forma diferente a la oficial que consta en los registros. De repente cientos de personas pueden decir: "¡Es verdad! ¡Yo lo recuerdo igual! ¡Creía que era el único y me estaba volviendo loco!".
El término Efecto Mandela fue acuñado por la escritora e investivadora paranormalinvestigadora paranormal Fiona Broome, junto a uno de organizadores de la Dragon Con de Atlanta en torno a 2006. Al comentar que ella tenía recuerdos vívidos de cómo el ex-presidente de Sudáfrica Nelson Mandela en realidad había muerto en los 80 durante su estancia en la cárcel (recordemos que murió recientemente, en 2013), se dio cuenta de que no era la única. Hablando con otras personas comprobó que era un recuerdo alternativo bastante extendido y que algunos incluso recordaban los disturbios que siguieron a su muerte y hasta el discurso de su viuda en el funeral.
Cuando abrió su blog The Mandela Effect y trató este tema, se volvió un fenómeno de masas. Montones de personas coincidían en poseer recuerdos alterados o alternativos, no sólo respecto a Mandela sino a una gran variedad de elementos que parecían haber cambiado con el tiempo sin haber dejado huella, como si alguien hubiera reprogramado la realidad o la historia hubiera cambiado retroactivamente. El blog de Broome recoge un compendio de "efectos mandela" que se dan y debaten más habitualmente, tales como situaciones de lugares geográficos que parecen haber cambiado con el tiempo (Japón, Nueva Zelanda, Sri Lanka...), escenas o finales alternativos (una Gran Calabaza que realmente llega a aparecer en una versión de "It's the great pumpkin, Charlie Brown", un clásico de la TV en EEUU, poco conocido en España), fechas de eventos históricos que no parecen cuadrar, un retrato de Enrique VIII sujetando un muslo de pavo (probablemente confundido con este) que muchos recuerdan pero parece no existir, el icónico que hizo frente a los tanques de las protestas estudiantiles de Tiananmén siendo aplastado por el vehículo...
En su blog, Broome, tomando prestadas algunas nociones de la física cuántica, propone la hipótesis de que los múltiples universos paralelos se están ramificando cada vez más, entrando en conflicto, tocándose y cruzándose en algunos puntos, yendo a parar a un universo personas o elementos de otro paralelo. Algunos que se han puesto a elaborar teorías en lugares como el subreddit The Mandela Effect llegan hasta a afirmar que algunos universos se colapsan y elementos de esos universos van a parar a otros. Así que quizá tú, lector o lectora, has sido desplazado a este universo desde otro universo de origen que, siento decírtelo, se ha desmoronado por algún motivo y en el que, además, Mandela lleva muerto 30 años y nunca liberó a Sudáfrica del apartheid.
El "efecto Mandela" bien podría haberse llamado "efecto Berenstain", ya que la de los Osos Berenstain es uno de estos "errores en Matrix" que ha conseguido que un mayor número de personas se lleve las manos a la cabeza, miren a su alrededor estupefactas y pregunten: "Un momento, ¿qué está pasando aquí?".
De pequeño me tragué unas cuantas veces esta intro
El revuelo lo levantó el bloguero llamado Reece en su artículo The Berenstein Bears: We Are Living in Our Own Parallel Universe. Los Osos Berenstain no son tan populares en España como podrían serlo los libros de Teo, por ejemplo, pero para toda una generación de americanos parecen haber sido una parte importante de su educación y muchos crecieron leyendo sus libros cientos de veces y viendo la serie que se empezó a emitir en 1985. Cuando una de sus co-autoras, Jan Berenstain, murió en 2012, Reece vio la noticia y pensó que habían cometido la falta de respeto de escribir mal su apellido. Los osos siempre se habían llamado Berenstein, podía estar seguro. Pero cuando fue a comprobarlo en Internet, se dio cuenta de que siempre se habían llamado "Berenstain" y todo el mundo lo había escrito siempre así. Todo el mundo excepto las cantidades ingentes de personas que, tras leer este artículo, corrieron a comprobar las portadas de los libros de su niñez para observar entre escalofríos aquella letra que suponía una pequeña y gran diferencia entre la cordura y la demencia. Actualmente es fácil encontrar vídeos sobre el tema y debates en los que la gente del "Universo E" jura y perjura que recuerda perfectamente que se llamaban "Berenstein".
Un vídeo realizado por alguien muy afectado y preocupado por este fenómeno
En su artículo, Reece propone una explicación científica que no entiendo en absoluto, no por loca, sino por que carezco de los conocimientos necesarios. Pero lo que me parece más interesante es que el primer comentario que encontramos sea del que dice ser el hijo del matrimonio Berenstain:
"Berenstain", según la tradición familiar, fue el intento de un oficial de inmigración anónimo, en algún momento a finales del siglo XIX, por reproducir fonéticamente una versión del apellido tradicional judío "Bernstein" tal y como lo pronunciaron con un fuerte acento mis tatarabuelos cuando llegaron a América desde Ucrania. [...] Al estar documentado así originalmente siempre fue escrito así en nuestra familia y ha sido mal leído y mal pronunciado por casi todo el mundo. Siempre han sido "Los Osos BerenstAin". Su teoría de una realidad paralela es muy ingeniosa pero, por desgracia, aplicando la navaja de Ockham, llegamos a la explicación de que la mayoría de la gente simplemente leyó mal el nombre.
Mike Berenstain (Hijo de Stan y Jan)
Otra cosa que parece haber desaparecido de la faz de la tierra aunque muchos aseguren haberla visto, es la famosa "Tombstone Thunderbird photo", una fotografía antigua en la que unos habitantes del oeste americano sujetan el cadáver de una especie de pterodáctilo. Llegué a conocer este "efecto Mandela" gracias a un hilo en Reddit, en el que alguien contaba la siguiente historia: su amiga y su novio van a una librería en su primera cita. Encuentran un libro sobre historias sobrenaturales en América, que incluye una foto de unos hombres sujetando el cadáver de un pterodáctilo. Comentan la extraña historia, el hecho de que hayan podido sobrevivir estos dinosaurios desde el Cretácico hasta el siglo XIX. Compran el libro y esa foto se convierte en su parte favorita. Se casan. Años más tarde revisan el libro, por los viejos tiempos, y la fotografía ya no existe.
La imagen parece ser lo suficientemente poderosa para que muchos que oyen hablar de ella la visualicen y crean recordar haberla visto. A saber: unos vaqueros del 1800 y pico sujetando el cadáver de un enorme pájaro que hoy identificaríamos como un pterodáctilo. En algunas versiones el pájaro está clavado a la pared de un granero, en otras está colgado bocabajo...
Quizá haya influido el hecho de que en ocasiones la prensa se ha hecho eco de esta leyenda. En un artículo en el número de mayo de 1963 de la revista Saga, el escritor Jack Pearl hizo una crónica sobre el llamado "Tombstone Thunderbird", en la que una enorme ave reptiliana habría sido avistada, perseguida y derribada en algún momento entre 1886 y 1890. Las crónicas de avistamientos de estas aves terribles parecen remontarse a la época de la ocupación española en norteamérica, y Pearl recogía a su vez testimonios de este tipo que se seguían dando en aquellos años 60. Llegó incluso a afirmar que el Tombstone Epitaph había publicado en 1986 la foto de un enorme pájaro clavado a una pared ante el cual se alineaban sus cazadores. El Epitaph afirmó que esa foto nunca existió pero, ante las numerosas inquisiciones, acabaron realizando una revisión de sus archivos que no dio ningún fruto.
En el número de septiembre de ese mismo año, en la revista Fate, H.M Cranmer afirmó que no sólo la historia era cierta sino que había sido publicada en varios periódicos por toda América. El investigador Ivan T. Sanderson afirmó que había tenido en su poder una fotocopia de aquella foto pero se la había pasado a unos compañeros que parecían haberla perdido. W. Ritchie Benedict afirmó en varios artículos de Pursuit, la revista de la Sociedad para la Investigación de lo Inexplicado, recordar al propio Sanderson mostrando la foto en el programa de televisión canadiense "The Pierre Benton Show", no apareciendo ninguna copia de esa emisión.
Esta foto que muchos recuerdan y parece haberse esfumado de la existencia, como si fuera un error de coherencia en la realidad que alguien se encargó de borrar, ha sido buscada de forma obsesiva por multitud de investigadores y aficionados.
Pero, por supuesto, si hay un misterio o fenómeno sobrenatural, en Internet existen pruebas convincentes de ello. Y cuando digo "existen" quiero decir que, si hace falta, se inventan. Así, nos encontramos con las siguientes versiones de esta fotografía perdida:
¿Es esta? No, es una recreación del artista Chris Smith
¿Real? Nnnnore. Creación para un sitio viral relacionado con la serie de televisión FreakyLinks,
desarrollada por los creadores de "The Blair Witch Project"
¿Real? Pues parece que más bien es un posado con un atrezzo
que pertenece a Fox TV/Universal Studio:
¿Real? Ojalá. Montaje a partir de una imagen de stock:
¿La famosa fotocopia perdida de Ivan T. Sanderson? No, manipulación de una foto original
de la ejecución del forajido John Sontag (1983)
Convenzámonos, amigos. No hay magia en el mundo. A cada testimonio paranormal le seguirá una demostración de su fakeidad. Ya no quedan misterios. Sólo Iker Jiménez sigue en pie, resistente al invasor, ahora y siempre, creyendo en ellos. Como dice aquella canción de Triángulo de Amor Bizarro: "La magia en ti ya está muerta".