Ethan, del canal H3H3 Productions, es capaz de hacer vídeos de humor memético más chorra como éste, pero también se ha ganado su consideración en YouTube por sus reaction videos, más bien comentarios y ataques humorísticos a lo más pretencioso de YouTube de cada momento. Se ha visto metido en fregados como la demanda (y obligada retirada de vídeos) por parte del canal Prank Invasion por algo tan básico en Internet en los años 2010's como es usar fragmentos de otros vídeos. El problema es cuando esos fragmentos se usan para denotar que eres un sacacuartos que está ganando pasta monetizando visitas a vídeos de "bromas" totalmente preparadas en los que unos tíos suelen acabar, casualmente, morreándose de la forma más sonora y babosa posible con la tía más maciza y con los vaqueros más shorts del barrio.
H3H3 ha pasado de ser un canal de comentarios mordaces y tronchantes a ser un enemigo de la hipocresía en Internet, llamando la atención sobre casos como la reciente y genial idea de los Fine Bros, que te ofrecen entusiasmados que te unas a su "network" de reaction videos. Vamos, que básicamente te piden que pagues cada vez que uses un formato que han convertido en una franquicia: grabarte reaccionando como un ser humano mientras ves un vídeo. Todo fue desde un principio idea suya, y si no lo sabías, les debes pasta.
El último movidón protagonizado por Ethan se debe a la conclusión a la que llega en su reciente vídeo How to make modern art: las tres reglas básicas para triunfar en el mundo del arte contemporáneo (y forrarte en el proceso):
1. Haz que parezca antiguo.
2. Ponle un cristal.
3. Vende mierdas viejas que tengas por ahí.
Así pues, Ethan ha puesto su icónico y sempiterno gorro naranja, marca de la casa, en un marco de cristal, y lo ha sacado a subasta en eBay. Y, lo que pasa, pues que esto es Internet y la puja superó los 69 millones de dólares. Esa fue la primera vez. Parece que eBay puso algún tipo de pega con los términos de la subasta y la canceló. Se puso en marcha una segunda vez, y una tercera. Ethan está acostumbrado a tener que fintar estos matices legales a lo Neo en Matrix. Actualmente sigue habiendo una subasta y la puja va por los $2,000,100.
¿En qué quedará todo esto? ¿Llegará realmente el comprador final a entregar esa suma de dinero? ¿Lo cancelará todo argumentando It's a prank, bro? ¿Qué hará Ethan si recibe el dinero? Conociendo su tendencia hacia la coherencia y la crítica a la hipocresía y el esnobismo, sería de esperar que destinase parte del dinero a alguna causa benéfica. Y otra parte pa la saca, claro. Que para algo gasta uno sus buenas horas grabando y montando vídeos y no se vive del aire.
Y la crítica al mercado del arte contemporáneo, claro, también queda ahí. Si no lo entiendes, es culpa tuya por no pensar con la suficiente fuercita.
"Bung-Eye Notorious", 2008, retrato de Jono Rotman
Voy a hacer un nuevo experimento. Al calendario semanal habitual de publicaciones (que no cumplo, por supuesto) voy a añadir algo especial para los viernes: un volcado de links. Material interesante, que encaja con la temática de Atomic Buddha, pero que no creo que pueda o vaya aprovechar finalmente para realizar un artículo en sí. Sería una lástima que todo ese material que pasa por mis manos se desperdiciara, ¿no es así?
¿Y por qué "link dump"? ¿Por qué en inglés? Porque mola más así, ¿vale? Y punto.
Por cierto, acepto encantado sugerencias de temas y materiales que creáis que debería tratar en este blog. Podéis comunicármelos, y quizá incluso pasarme algún enlace, a través de los comentarios o mi cuenta de Twitter.
-Richard Coldriss, mi autor de micro-escritura favorito en estos momentos en Medium. Suele categorizar sus relatos como "quick fiction" o "flash fiction".
Recientemente le llegó esta aportación a Sixpenceee, un tumblr con una considerable cantidad de seguidores, de contenido variado y entretenido, de esos que te ayudan a pasar el rato cuando no sabes qué mirar en internet, aunque está más o menos especializado en el material creepy.
Mi novio y yo encontramos esto en un edificio abandonado en Winter Garden, Florida. Dice:
Advertencia del Hombre Cabra. 1) Come o serás comido. 2) Cuidado con la cámara ¡¡¡¡¡OJOS ROJOS!!!! 3) Oculta las huellas de tus pisadas. Camina con las manos.
Si da la casualidad de que eres uno de mis lectores de los EEUU y vives por la zona, si sientes una curiosidad morbosa por esa casa y esa pintada, la responsable de la grabación ha dado instrucciones en su tumblr sobre cómo encontrarla.
It’s at the end of Avalon Rd. Pretty close to the Publix on that street. It’s on the right side.
But, if I’m coming from my place in Independence, I turn left off of
Tiny Rd. And then right at the first stop light. The house will be to
your left at that point with Publix down the street on your right.
It’s an abandoned house, all boarded up, standing by itself.
Si te pasas por allí y el hombre cabra no te atrapa, estaremos encantados de escuchar tu testimonio.
El nombre de Ai Wei Wei quizá os resulte familiar. El gobierno chino tiene a este artista en el punto de mira constantemente. Para ellos es un disidente, un rebelde, un enemigo público. Quizá también os suene alguna noticia tipo: artista llena una sala con 100 millones de pipas de girasol. Esas noticias que tanto gustan, que tan virales son, que despiertan a tantos cuñados dentro de nosotros clamando: "¡Bah, el arte moderno! ¡Eso también lo hago yo!". Bien, listo. Eran 100 millones de pipas. De porcelana. Pintadas a mano. Hazlo tú. Exacto, el arte moderno es un contínuo "podrías hacerlo tú, sí, pero no lo hiciste". Y sí, exacto, unos artesanos las pintaron para él (dos años necesitaron, ojo) pero un director de cine tampoco escribe, interpreta, produce, monta, hace los efectos especiales, edita el sonido y sirve los cafés en sus rodajes.
Una de las obras más comentadas de este señor es un trípitico de fotografías que documenta el acto único de dejar caer al suelo y hacer añicos una antigua vasija de la dinastía Han (del 206 AC al 9 DC). Un acto único porque esa misma vasija, aunque se recompusiese, jamás podrá volver a romperse de la misma forma, por los mismos sitios. Ai Wei Wei no volverá a estar en ese lugar en esos exactos segundos para hacer aquello. Tú no estabas allí y no pudiste verlo, pero tienes estas enormes fotos para contemplar una captura del momento. Una captura de una sucesión de momentos: soltar urna, caer urna, urna rota en el suelo.
"Dropping a Han Dynasty Urn", 1995
Aquí aparece, pues, si nos sentimos peleones, el primer dilema: ¿es la verdadera obra ese acto absolutamente irrepetible en el espacio-tiempo o lo son las fotografías expuestas en el museo, esas impresiones de 148 x 121 cm? Desde que Duchamp colocara un urinario firmado en un museo, la obra de arte es el acto del artista, cualquier artefacto o acto colocado, realizado, performatizado (¿existe esa palabra?) en un contexto artístico (o sea, en una galería o un museo), es una obra de arte.
"La Fuente", Marcel Duchamp, 1917
Pero Wei Wei estaba haciendo algo más que ejecutar un acto efímero. Estaba provocando. Hizo decir a montones de chinos, a montones de personas por todo el mundo: "¡Mira el hijo puta del chino! ¡Rompiendo una vasija de miles de años de antigüedad! ¡Maldito arrogante! ¡Destruyendo una preciosa obra de artesanía de valor incalculable, una joya histórica, sólo por el sake del arte moderno!". Ai Wei Wei estaba provocando. Estaba diciendo: "Mira, sí, estoy destruyendo un tesoro. Esto es el arte también, destruir. ¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Eh?". Pero estaba también destruyendo un tesoro nacional, un símbolo histórico, un icono de la identidad china. Estaba diciendo: "Yo destruyo China. Yo me cago en China. ¿Qué pasa? Ya era hora, ¿no?". ¿Habéis visto cómo es de grande China? Es ENORME. Pues este hombre se cagó en toda ella.
Wei Wei no sólo rompió una urna antigua. Años atrás adquirió unas cuantas y una de ellas la pintó con el diseño de Coca-Cola. Superpuso el máximo símbolo del consumismo y el capitalismo occidental a un símbolo de la historia de un imperio milenario, con sus espadas y sus dragones, y más tarde sus estrellas comunistas y sus camisas de cuello Mao. Realizó una paradoja. Algo que hoy en día el público consume de forma más masiva y mascadita a través de las camisetas no oficiales de plantillas de Banksy. Que soy fan de Banksy, ojo. Pero eso. Que había gente antes que él, haciendo lo que él hacía. Como Blek Le Rat o el brasileño Cildo Meireles.
"Inserciones en circuitos ideológicos", Cildo Meireles, 1970. Botellas
de Coca-Cola con instrucciones impresas para elaborar con ellas
cócteles molotov.
En 2012 llegó "Fragmentos de historia", un nuevo tríptico fotográfico, esta vez realizado por el artista Manuel Salvisberg, retratando a Uli Sigg, un coleccionista que había adquirido una de las infames "urnas Coca-cola", también dejándola caer y destruyéndola. Haciendo arte moderno mediante la destrucción de una obra de arte moderno que alguien había realizado a partir de un tesoro histórico, la misma persona que anteriormente había osado destuir uno de esos mismos tesoros para hacer arte. ¿Quién es ahora más chulo, eh, Wei Wei? ¿Quién es más moderno? ¿Y qué se siente cuando es tu obra la que se destruye? Realmente me gustaría saberlo. De todos modos, surgen más preguntas: ¿es original imitar el acto provocativo de otro artista? ¿Tiene valor? ¿A quién estás provocando, al espectador, al artista objetivo o al mercado del arte?
Así, nos perdemos en el barroco espejo del arte contemporáneo reflejado infinitamente en el espejo del arte contemporáneo y cínico.
No sólo eso. Puestos a romper jarrones chinos, en 2014 el artista Maximo Caminero entró en la exposición retrospectiva de Wei Wei "According to what?" en Miami, miró el tríptico de la destrucción de la vasija, miró las vasijas expuestas, antigüedades que el artista chino había pintado de colores de forma vulgar para convertirlas en arte moderno vulgar, su mente hizo conexiones obvias, y decidió coger una de ellas para dejarla caer y hacerla añicos en el suelo. Al guarda apenas le dio tiempo a decir: "Por favor, no lo toq...".
"Drop the vase". ¿Es el autor de este vídeo también un artista? Yo digo que sí.
En el mundo del arte urbano la cosa se vuelve aun más rocambolesca. El arte urbano pertenece a la calle, a los peatones, no a las galerías ni a las colecciones de los adinerados. Es efímero. Es destructivo y es ilegal. No nació para ser incorporado al mundo del diseño gráfico como la última tendencia hip, para ser vendido en forma de camisetas o aparecer en el último anuncio de Hyundai.
El artista urbano Kidult expone claramente su filosofía en el vídeo "No gallery, no master". Una filosofía que viene a ser, incluso aunque no sea consciente de ello, la del graffitero medio: "La noción de pertenencia a cualquier galería, mecenazgo, patrocinio, marca o institución no es y nunca será aceptable. Soy libre para destruir, para pintar y decir lo que quiera. La pobreza en libertad es mejor que la opulencia con cadenas. El grafiti no es un lujo, es una creación original de las clases bajas. Mi grafiti tiene una perspectiva ideológica, social y política. Pintaré como un niño y contaré verdades como un niño, sin concesiones".
Kidult podría estar hablando de la última etapa de la transformación espiritual nietzschiana del hombre hasta el nivel de superhombre: la etapa del niño. Tras haber sido camello que dobla sus articulaciones y se inclina obediente para ser cargado y atravesar el desierto, tras haberse convertido luego en león que se rebela contra todos los intentos de doma, normas y valores pero que se agota en la lucha, llega por fin al estado de niño: libre de normas y prejuicios, instintivo, creador, curioso y vivo.
Mientras nosotros dormimos, los artistas callejeros salen a sentirse vivos mientras esquivan las luces azules de los coches patrulla y las cámaras de seguridad, a veces incluso para lanzar mensajes que hacen reflexionar sobre el status quo.
Kidult parece sentir especial predilección por la técnica del extintor: llenar uno de estos aparatos de pintura para conseguir un super-aerosol con el que pintar trazos gigantescos en grandes superficies. En su enemistad con las galerías y marcas de alto standing (que a menudo predan del rollito arte urbano y lo monetizan) llegó a firmar a chorro las fachadas de locales de Supreme, Christian Louboutin, Céline y Marc Jacobs.
Con este último la cosa le salió un poco rana. Jacobs, lejos de hacerse la víctima, de comportarse como un viejo gruñón y lanzar un manifiesto contra la destrucción de la propiedad privada y la rebeldía sin causa, respondió rápido, como un comerciante, con la ironía propia de un street artist y vio la oportunidad, de paso de dar que hablar y hacer pasta. "Los street artist son las nuevas figuras rebeldes. Y como su trabajo es ilegal no hay que pagarles un duro en derechos", debió pensar. Fotografió la obra -la fachada pintada con la palabra ART- y la estampó en una camiseta que puso a la venta por 689$. Alguna llegó a venderse.
No tienes que pagar derechos a un street artist, pero provocas cosas como que luego vaya firmando todas tus tiendas con números como 686 y preguntando: "¿Por cuánto vas a vender esta?". Efectivamente, se hicieron más camisetas y se vendieron por 686$. And so on and so on, y la historia de esta guerra sigue, pero dejémoslo aquí.
Los hermanos Chapman, especialistas en el disgusto y la ofensa, también dieron que hablar sobre la dureza de su rostro y su familia en general cuando pusieron sus manos sobre unos grabados de los Desastres de la Guerra de Goya. Habían adquirido 80 láminas, impresiones originales en perfecto estado, salidos de las planchas originales del artista. Tesoros de la historia del arte. Los tuvieron dando vueltas por su estudio sin saber qué hacer hasta que recordaron aquel diálogo de Jack Torrance con Delbert Grady en El Resplandor. Éste último le sugiere que quizá debería hacer algo para corregir la situación con su familia. Así que los Chapman se pusieron a ello y corrigieron los grabados, uno a uno, los 80, sustituyendo las caras de las víctimas de la guerra y las atrocidades humanas por grotescos personajes cabezones de ojos gigantes y colores chillones.
Algunas láminas de la serie "Insult to injury", 2003
No fue lo mismo que ir a un museo y apuñalar el único ejemplar original de Impresión, sol naciente de Monet, pero sigue siendo una destrucción, una violación de lo sagrado y precioso, una mancha sobre lo inmaculado y acomodado. Un chorro de lefa sobre el vestido de la señorita de alta alcurnia en el baile de presentación en sociedad. La destrucción literal de la vasija Han, irremplazable, mientras se mira al objetivo de la cámara diciendo "¿Y ahora qué? ¿Es esto arte? ¿According to what?". Una violación de las inapreciables láminas de Goya, un señor muy antiguo, por parte de unos arrogantes artistas "modernos". El chorro del extintor de Kidult salpicando sin técnica ni cuidado la impecable, pacífica y perfectamente diseñada fachada de la lujosa tienda de Louboutin.
"¿Destrucción por la pura destrucción? ¿Por qué? ¡Es tan vulgar!", dicen las clientas, mientras pagan miles de dólares a un cirujano para amputarse los meñiques de los pies y poder calzarse un codiciado zapato de tacón.
Mientras esperamos al artículo del martes, aquí van unas cuantas imágenes recopiladas por @keelayjams.
Here are some pretty good pictures I took visiting some international beaches on Google Maps.
Google hace lo que puede intentando ensamblar las fotos que toma a su alrededor, pero cuando los modelos no se están quietos, suceden estas cosas tan hermosas.
Por supuesto, alguien no pudo resistirse y tuvo que pasar una de esas imágenes por la máquina de soñar Deepdream:
No entiendo mucho del beber, porque soy prácticamente abstemio (sólo bebo "seriamente" como en tres ocasiones al año), así que no sé muy bien cómo funcionan estas cosas, pero voy a hacer un intento y a proponer El Juego de Beber de Slavoj Žižek. Las reglas serían las siguientes:
-Se bebe por turnos.
-Zizek se soba la nariz: bebes chupito.
-Zizek se atusa la camisa: eliges a alguien para que beba dos chupitos.
-Zizek dice "and so on and so on": todos beben.
¿Por qué un artículo sobre Slavoj Zizek? Porque es el primer filósofo que yo recuerde que se ha convertido en una figura mediática. Vice, por ejemplo, le llamó "superstar communist philosopher" en una entrevista. Sí, se podría decir que este filósofo esloveno es comunista, y lacanista y freudiano. Pero si ha llegado tanto a las masas, si se puede decir incluso que "está de moda", probablemente no sea por su extensa bibliografía sino porque tira mucho de cultura pop[ular]. En internet hay una gran oferta de vídeos de charlas suyas y, sobre todo, de extractos de documentales en los que expone sus ideas, ya sea hurgando en la basura, como en Examined Life o acudiendo a escenarios de películas bien reconocibles por el público mayoritario para analizarlas de una forma filosófica, como en The Pervert's Guide to Ideology, a la que pertenece el siguiente análisis de "El Caballero Oscuro". Filosofía y Batman. Casi nada.
Lo siento, pero a mí Slavoj Zizek me flipa. Ese look anti-sexy y anti-mediático de tío al que acaban de pillar en camiseta y chanclas un domingo en su casa, ese entusiasmo y seguridad cuando expone y, sobre todo el hecho de que, con acentazo centroeuropeo y todo, entiendo su inglés mejor que el de, pongamos, Obama.
En fin, centrémonos. Lo interesante es que Slavoj Zizek lleva la filosofía a las masas realizando paralelismos con obras del medio artístico más consumido: el cine. Jesucristo transmitía sus enseñanzas a través de las famosas parábolas, metáforas fáciles de entender para la gente llana sobre, por ejemplo, granos que caían en buena tierra, o en pedregales, o entre las zarzas, y cómo unas germinaban y otras no (lo siento, sólo recuerdo esta parábola de mis escasos días de clase de religión en el colegio) mientras que Zizek te cuela limpiamente teorías de Platón usando una película de superhéroes.
La verdad insoportable para el pueblo. La verdad que el pueblo no puede asimilar, afrontar o manejar. La información que es mejor que no conozca el pueblo, que conviene que esté en manos de un "consejo de sabios" como el que proponía Platón, una noocracia. Un grupo capacitado para saber qué hacer con la información, qué decisiones tomar y qué dosis de conocimiento dejar que se filtren al pueblo para que no cunda el caos. La verdad manejada tras las tramoyas políticas, tema que, si nos liamos, podríamos incluso elevar al terreno conspiranoico con el Club Bilderberg, el Camp David, los masones, los annunaki y toda la tropa que supuestamente toma las decisiones secretas que dirigen a la humanidad, and so on and so on.
Zizek hace que la filosofía parezca fácil e incluso divertida. Incita a la imitación. Podríamos imitar a Zizek, con sus dejes y sus gestos (su "pshicoanalishish" y su toquetearse la camiseta) sobreanalizando una película popular y exprimiendo de ella un mensaje psicológico, ideológico o metafísico, igual que podríamos imitar a Chiquito contando un chiste sobre un hombre al que se le estropea el coche ante un manicomio (por favor, ved el vídeo en cuestión, es una de mis cosas favoritas del universo, nunca me cansaré de él).
Si Zizek puede analizar Alicia en el País de las Maravillas, ¿por qué nosotros no podemos analizar Robocop y hacer una analogía con el omnipresente mito del héroe que muere y resucita transformado en algo superior para salvar al pueblo? Joder, si hasta hay una escena en que los malos le pegan un tiro en la mano a Murphy cual clavo de Cristo.
Otra cosa que demuestra Zizek es la complejidad de "El Caballero Oscuro". Con ella sucede ese conocido fenómeno de "cada vez que la veo descubro cosas nuevas" que es el sello oficial de una buena película. Necesitas varios visionados para asimilar todas las capas de contenido que tiene: la figura del Joker como agente del caos impredecible e independiente (esa escena en la que quema una montaña de dinero robado a la mafia), el mensaje sobre la bondad innata de la gente de Gotham (todos somos Gotham, el pueblo) en la escena de los dos barcos, una versión simplificada del famoso dilema del prisionero (¿dañar al otro y salvarte tú o confiar en su bondad y en que os salvaréis los dos?) o la figura del héroe que decide cargar con la culpa y el odio del pueblo para salvarle de la decepción y la pérdida de los valores, el héroe que en una de las últimas escenas literalmente se aleja corriendo y perseguido, como se alejaba hacia el desierto el "chivo expiatorio" (azazel) en la tradición de algunos pueblos hebreos, cargado con los pecados de la comunidad que le perseguía y azuzaba.
El héroe que se ofrece en sacrificio y carga con el pecado para liberar a su pueblo. ¿Os suena, de nuevo?¿Qué está pasando aquí? ¿Todos los héroes son alegorías de Cristo? ¿Y Superman? No, mejor no entremos hoy en el tema Superman...