Aunque existen diversas versiones de este mito cristiano, todas ellas coinciden en la figura de un hombre judío que, al haber realizado una afrenta a Jesucristo el día de su crucifixión, fue castigado a vagar por la tierra incesantemente, sin poder morir hasta que Jesús vuelva el Día del Juicio Final.
Jacobo Basnage, autor protestante, recoge en su obra "Historia de los judíos" las tres manifestaciones principales de este personaje:
· Samer, que fundió el becerro de oro en la época de Moisés.
· Catafilo, guardia y portero de Poncio Pilatos, que dió un puñetazo en la espalda a Jesús cuando este salía cargando con la cruz, para que saliera más rápido. Se cuenta que Jesús le dijo "El Hijo del Hombre se va, pero tú aguardarás su venida". Catafilo vive por siempre, enfermando gravemente al llegar a los cien años de edad, tras lo que vuelve a la edad que tenía cuando Cristo murió: treinta años.
· Ausero, zapatero de Jerusalén, que echó a Jesús de su portal cuando se detuvo en él a descansar. Al decirle: "Despacha, sal cuanto antes; ¿por qué te detienes?", Jesús le respondió: "Yo descansaré luego, pero tú andarás sin cesar hasta que yo vuelva".
Se le describe recorriendo el mundo, con aspecto humilde, serio y arrepentido, temeroso de que cualquier en cualquier momento llegue el Día del Jucio, ya que sabe que ese será el día de su muerte.
De algún modo, el Judío Errante es un símbolo antisemita de la diáspora de los judíos, que abandonaron la Jerusalén destruída como castigo por su culpabilidad en la crucifixión de Cristo.
Muchos personajes históricos dejaron testimonio de haberle visto en diferentes puntos del mundo: Madrid, Viena, Moscú, París, etc.
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