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No voy a hablar de nada que no hayan propuesto ya
Matrix,
Existenz, de
David Cronenberg, Platón con su caverna y una larga lista. Es simplemente que hoy iba caminando por la calle y he visto a un hombre más venir hacia mí, y de repente me he encontrado viéndolo como un simple bot aleatorio deambulando por el escenario de mi partida. Al echar mano una vez más de esa idea de comparar los videojuegos con la realidad, he decidido que no estaría mal escribir sobre ello aquí.
Tomemos como punto de partida GTA III, es decir, un juego donde el protagonista, el "receptor de la realidad" se mueve por un entorno interactuando con otros seres y con elementos inanimados, y afrontando las consecuencias de ello.
Y comencemos por la materia. En GTA y todos los demás juegos en 3D, desde los tiempos del
Wolfenstein3D, hay un tipo de materia que es el más evidente y primero en aparecer: las paredes. La identidad de las paredes consiste simplemente en que no las puedes atravesar. Hay una ley que delimita lo que está dentro y lo que está fuera. Si chocas contra ellas se puede decir que las estás "tocando". Según las leyes internas de ese pequeño universo, las paredes
realmente existen. Están ahí. Son coherentes con una ley. Puedes
tocarlas.
¿Qué hace que en nuestro universo la materia sea más real que la de los videojuegos? No es más que información: qué pequeñas unidades están agrupadas según qué estructura y proporción y dónde. Y para colmo, por lo que nos ha demostrado la física cuántica hasta ahora, esa información resulta ser casi aleatoria y variable, siempre influida infinitesimalmente por el simple hecho de observarla e interactuar con ella. La cuántica viene a decirnos más o menos esto: la materia está ahí cuando tú la tocas.
Qué curioso. Igualico que en los videojuegos.
Y ahora pasemos a los seres. Quizá el ejemplo del GTA no sería apropiado, ya que en él sólo existen dos clases de seres: yo (el receptor) y los demás, y podríamos entrar en la clásica paranoia que todos nos hemos planteado alguna vez: ¿será todo esto un montaje alrededor de mí? ¿Seré yo el único real, pensante y sintiente? ¿El único que tiene algo
dentro? Es más apropiado pasar a otros juegos donde todos los seres son manifestaciones detrás de las cuales hay una entidad pensante, juegos multijugador como
World of Warcraft,
Lineage II y quizá el mejor ejemplo de todos:
Second Life. Cada ser tiene la capacidad de decidir su conducta intentando satisfacer unas necesidades básicas. En la vida real esas manifestaciones son come-bebe-caga-mea-folla-toma el sol-rie-muévete-relaciónate. Los videojuegos que nos ocupan suelen incluir estas, además de mata-esquiva los ataques-cúrate-recupera maná-sube de nivel-acumula oro-gana armadura, etc.
Ahora bien, a lo que realmente voy y para lo que me he puesto a escribir toda esta chorrada de post que probablemente nadie lea, es para llegar a la siguiente cuestión.
El personaje de un juego tiene varias características:
· Existe y es material en cuanto a que los demás elementos pueden impactar con él, empujarle, dañarle, afectarle mediante magia... Está presente y responde a los estímulos, pero nunca pueden ocupar su espacio, excepto en
casos absurdos que podrían llamarse bugs.
· Puedes comunicarte con él, ya sea respondiendo a unas conductas programadas o a las órdenes de la persona real que lo maneja.
· Tiene un aspecto, que en el caso de los bots que pueblan por ejemplo las ciudades de GTA es aleatorio, y en el caso de los personajes jugadores es modificable.
Y aquí viene la pregunta: ¿No os resulta todo esto familiar? ¿No podríamos ser todos nosotros en este mundo, con sus reglas programadas, en realidad manifestaciones de una entidad pensante y sintiente ubicada en otro plano de existencia, manifestaciones cuyas características de presencia, tangibilidad, movimiento y aspecto respondieran a unas leyes, a un código, a un lenguaje de programación, y cuyos actos y mensajes emitidos son controlados por la unidad pensante?
En realidad la pregunta es: ¿Acaso no lo somos ya?